La fiesta del 31 de octubre, Samahin o el a�o nuevo, cuyos or�genes algunos retrotraen al neol�tico. Comienza el aquelarre. Los participantes, encabezados por Jana, se cogen de las manos trazando el llamado comp�s de las brujas, un c�rculo de poder dentro del cual se pronuncian las palabras sagradas para invocar los nueve rostros de la diosa Iberia, los puntos cardinales y los cuatro elementos de la naturaleza. Y todo ello escoltado por unas pocas velas y el tambor cham�nico que golpea el sacerdote.

�Qu� es la wicca? �Una amalgama de magia ceremonial, misticismo, teosof�a, pr�cticas mas�nicas, religiones orientales e incluso cuentos de hadas, mitolog�as y adivinaci�n�, la define Martha Clover Jones, estudiosa del fen�meno wicca. Seg�n la opini�n mayoritaria, se trata de una religi�n neopagana fundada a mediados de los a�os 50 del siglo XX por el ocultista brit�nico Gerald Gardner. Para unos, un iluminado; para otros, un farsante. Sea como fuere, la gran mayor�a de las corrientes (una veintena casi) de la brujer�a actual surge de las ense�anzas gardnerianas. Todas las ramas wiccanas comparten, sin embargo, ciertos principios: concepci�n de la naturaleza como teofan�a o manifestaci�n de los dioses; polite�smo y animismo; creencia en la reencarnaci�n y en los esp�ritus; negativa a instituir una ortodoxia; rechazo del proselitismo; respeto a otras confesiones religiosas; celebraciones lit�rgicas siguiendo los ciclos naturales; ausencia de libros sagrados o revelados.

En definitiva, armas blancas. �Y c�mo vamos a decirle a la Guardia Civil, si nos para, que vamos a una ceremonia religiosa con todo eso en el maletero? �. Luna es menuda, p�lida, cordial y remota. Tiene el alma de hormig�n armado, como una Juana de Arco de la brujer�a, y por eso no teme al qu� dir�n. �Soy bruja desde hace 3. 000 a�os. Escr�belo as�. �Qu� es ser bruja? �Ser bruja me ha confirmado que los cuentos de hadas de Disney existen, que hay otras dimensiones de lo real. Percibirlas y actuar sobre ellas, eso es la brujer�a�.

�Haz lo que quieras, mientras no perjudiques a nadie� y �todo lo que hagas, bueno o malo, vuelve a ti multiplicado por tres� son sus normas �ticas. Silvia Sandalwood, que prefiere esconder su identidad civil bajo su nombre inici�tico, tiene 30 a�os. Es psic�loga, esbelta y bruja. ��Claro que existe la magia! S�lo que la magia es una recompensa por conectar con tu espiritualidad.

000 neopaganos, entre druidas, odinistas, reconstruccionistas, helenistas y otras seis minor�as religiosas. La rama m�s extendida, con todo, es la de la brujer�a contempor�nea, a la que muchos, para esquivar las connotaciones peyorativas del t�rmino, prefieren llamar wicca, del anglosaj�n wic (sabio) o del ga�lico wick (flexible). No hay acuerdo en la etimolog�a.

Un tronco que ha rebrotado otra vez�. Y precisamente en un cerro apartadizo, entre encinas que sujetan la luz del atardecer, Luna, solemne y sacerdotal, oficia al sur de la provincia de Madrid el hospitium, la ceremonia de bienvenida a la hermandad de Susana, una administrativa de 39 a�os. �Un rito que nadie ajeno a nuestro culto o a la familia del ne�fito ha presenciado jam�s�, dice Gonz�lez.

En el hospitium -el paso previo a la iniciaci�n-, Luna presenta a Susana a la comunidad, formada por 12 individuos entre hombres y mujeres, todos vestidos con los ropajes ceremoniales de los antiguos celt�beros. En determinado momento, Susana accede al c�rculo sagrado trazado con piedras, inclina la cabeza, arrodilla la blancura del h�bito, jura fidelidad al culto. Los dem�s miembros pronuncian una invocaci�n en la arcaica lengua de los dioses, levantan las manos y Luna hunde en el cielo aldeano la espada inofensiva y ritual. Despu�s, en medio de un silencio inm�vil, Luna consagra a Susana a las divinidades y les suplica que la escondan de peligros y la gu�en en su nuevo camino. La ceremonia ha concluido. Luego, abrazos, risas, un �gape comunitario.

Y la brujer�a es libertad�. Ahora todo est� preparado para el conjuro. El santuario de la bruja es un b�nker de silencio. El �nico sonido proviene del chisporroteo minucioso y verde de las hierbas quem�ndose en el caldero, del que se estira un humo �spero y floral. La bruja hunde una vara de endrino en el pote. El humo se agita y huye. Pero ella lo atrapa entre las manos y lo empuja hacia la cara, como si se lavase con �l, mientras le susurra unas palabras. De pronto, los espasmos de las velas, que trazan un c�rculo alrededor de la bruja, iluminan con m�s fuerza la estatuilla, negra como la noche detr�s de la ventana.

�C�mo? �Ah, eso es secreto�. Paloma Palma, otra suma sacerdotisa -natur�pata y tarotista-, asiente. Se defiende con el silencio de las preguntas sobre las pr�cticas de su orden. S�lo dice: �La gente cree que ser bruja es coger una varita y hacer hechizos. La hechicer�a es a la brujer�a lo que un ayudante de cocina a un chef�.

Los miembros de la rama celt�bera, m�s de 200, son algo as� como los boinas verdes de la brujer�a. Un cuerpo de �lite, inici�tico y mist�rico. Por de pronto, y a diferencia de otras corrientes, en la celt�bera se les exige a todos los adeptos un certificado oficial de apostas�a de su religi�n anterior antes de entrar en la orden. Fernando Gonz�lez, 50 a�os, sumo sacerdote, historiador de vocaci�n y fundador de la wicca celt�bera, se justifica: �Si no se hiciera as�, creo que ser�a un mal ejemplo para ti, para las creencias que has profesado y para la nueva religi�n a la que te acercas�. Otro rasgo que diferencia a los brujos celt�beros de los dem�s es que el nombre sagrado no lo elige cada cual, sino que es el sumo sacerdote quien se lo impone al ne�fito susurr�ndoselo al o�do en el rito de iniciaci�n.

El heroísmo épico en clave de mujerAssia Mohssine, Elena Poniatowska Amor, Raquel Serur Smeke, María del Carmen Boullosa Velázquez, Lucía Melgar Palacios, Ana García Bergua, Rosa María Beltrán Álvarez, María Guadalupe Sánchez Robles, Patricia Córdova Abundis, Silvia Alejandra Peláez Polo, Dante Barrientos Tecún, Bénédicte Mathios, Christina Bielinski Ramalho, Ana Luísa Amaral, Daniel Rodrigues, Saulo Roberto Neiva, Juan de Dios Torralbo Caballero, Julie Brugier, Ramón Augusto Escobar Mesa, Gabriel Medrano de Luna, José Manuel Pedrosa BartoloméEditorial Universidad de Guadalajara, 2020 M10 10 - 337 páginas 0 OpinionesLas opiniones no están verificadas, pero Google revisa que no haya contenido falso y lo quita si lo identificaLos veinte ensayos que aquí se presentan, claros ejemplos del dinamismo y la vitalidad de la épica en nuestra época, proponen una reflexión epistemológica transdisciplinaria sobre la heroicidad en tanto que categoría estética resignificada al vincularse a poemas extensos y géneros como la narrativa y el teatro escritos por mujeres en clave épica.

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No es f�cil asistir a un aquelarre de ninguna de las diferentes corrientes de la brujer�a. Pero si hay una que se distingue por su hermetismo, �sa es la rama celt�bera, hasta el punto de que otras tradiciones de la brujer�a ignoran todo sobre sus ceremonias, pese a que es la �nica reconocida como religi�n desde 2011 por el Ministerio de Justicia. �Fue un gran alivio para nosotros�, rememora Paloma Luna Crespo, 59 a�os, novelista y una de las tres sumas sacerdotisas de la tradici�n celt�bera. �En nuestros rituales utilizamos espadas, cuchillos, hachas...

La estatuilla que, apoyada en una piel de gacela, preside el conjuro. Es H�cate. La diosa del inframundo. La reina de las brujas y de los muertos. La dadora de vida y de muerte. La Gran Diosa. La bruja tambi�n tiene nombre. Se llama Guadalupe Cuevas y ni su f�sico ni su personalidad coinciden con el arquetipo brujesco. No come ni�os, no viaja en escobas, no sujeta entre la boca carcajadas hist�ricas, no tiene tratos con el diablo y, por no tener, ni siquiera le abulta en el ment�n una verruga indefensa y malvada. A sus 57 a�os, Cuevas, que lleva m�s de 30 viviendo profesionalmente de la brujer�a, reconoce con una sonrisa: �Es verdad que las brujas damos miedo, sobre todo a los hombres. Pero es un miedo fundamentado en prejuicios, en el propio miedo del hombre al poder de la mujer�.

Son psic�logas, son maestras... son brujas (y viven en Espa�a)Asistimos a un aquelarre secreto en el suroeste de Madrid para conocer a las brujas de hoy. "La brujer�a es una cosa muy seria", dicen. Est� reconocida como religi�n desde 2011. 'El infierno es nuestro', la opini�n de Marta Fern�ndezActualizado 10/01/201605:16�La caza de brujas llegar� otra vez�, explica la mujer mientras termina de disponer el altar. �Porque el sistema rechaza a las personas libres.

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�Se trata de un ritual cat�rtico en que los asistentes pueden llegar al trance, como les suced�a a las m�nades de la Grecia antigua, en una explosi�n de emociones diversas: risas, llanto, gritos... �, hab�a explicado previamente Jana. El momento cumbre de la celebraci�n tiene lugar poco despu�s. En la cueva aleda�a, la sacerdotisa se ha transformado. Sentada en la roca, r�gida entre las velas y cubierta de la cabeza a los pies por un velo negro, la figura de Jana es majestuosa, imponente, como el t�tem de un matriarcado de historia y piedra. Un cruce entre una viuda de pueblo y la sibila de Cumas. Alguien frente a quien los participantes, uno a uno, se arrodillan para escuchar las palabras oraculares que pronuncia la Diosa a trav�s de la voz -demudada y paleol�tica- de Jana. �Caigo en trance y no recuerdo nada de lo que dice la Diosa�, revelar� unos d�as despu�s la propia Jana en una ceremonia de danza y bosque con otras sacerdotisas de la hermandad.

Son psicólogas, son maestras... son brujas (y viven en España) La reina de las brujas y de los muertos. La dadora de vida y de muerte. La Gran Diosa. La bruja también tiene nombre. Se llama Guadalupe

Para los brujos celt�beros, hay dos divinidades principales: Cernunnos, el dios astado o cornudo, s�mbolo de la regeneraci�n y la fertilidad, y la Diosa oscura en su triple faceta de doncella, madre y anciana. �Creemos en los dioses indoeuropeos, pero decir que somos neopaganos es ofendernos�, interviene Luna. �Porque no hemos creado nada nuevo. Nuestro tronco es el del �rbol de la brujer�a ancestral, el que hunde sus ra�ces en tiempos inmemoriales, anteriores al cristianismo, y que fue desmochado por Constantino primero y por la Inquisici�n despu�s.

�Para nosotros la Diosa es todo. Subordinado a ella, est� el Dios�, informa Jana, la sacerdotisa, una profesora de instituto que naci� hace 37 a�os con el nombre de Cristina Perales. �Nuestra escuela es radicalmente ecofeminista. Pero tambi�n hacemos activismo m�gico, conjuros en que invocamos a la Diosa de Iberia para que nos ayude a propiciar el tan necesario cambio social. Porque ser bruja es hacer que el mundo cambie.

En el pecho les tiembla el chisporroteo de plata de los amuletos sagrados. Las capas, que les rozan los pies, son murci�lagos de terciopelo y luna que se agitan en el sendero. Los celebrantes pertenecen a la escuela de misterios de Iberia, un movimiento que pretende resucitar los cultos precristianos de la Diosa en la pen�nsula.

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Un nombre que est� prohibido revelar fuera de la hermandad. Por otra parte, tampoco existe la autoiniciaci�n. �La iniciaci�n s�lo la puede llevar a cabo un corro de brujos�, puntualiza Gonz�lez. �Nadie puede iniciarse a s� mismo. Es como si alguien, despu�s de leer unos libros de Medicina, se proclamase m�dico. Ser brujo es algo muy serio. La brujer�a es una religi�n�.

Guadalupe Cuevas atraves� una profunda crisis personal y espiritual en la adolescencia que le puso la vida patas arriba. Fue entonces cuando ley� un libro que hablaba de la Diosa (los brujos lo escriben con may�scula). �A partir de ese momento empec� a caminar�, recuerda. La Diosa a la que se refiere Cuevas es el principio c�smico femenino del que todo nace y al que todo regresa, incesantemente.

La Bruja - Detalle de Personajes - FLM - CONACULTA Al mismo tiempo, sin perder del todo las características de la bruja “real”, el personaje de ficción aparece en mitos, leyendas, cuentos, chistes,

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